Junio ha llegado con su carga simbólica de representar la mitad del año. Tal vez hayas llegado con la mitad de tus objetivos cumplidos o tal vez la carga es tan alta y los objetivos parecen tan lejanos, que sientes que no puedes más. Es momento de parar.
Señales que indican que necesitas un reset
Los domingos o el último día de descanso pasa tan rápido que le tienes miedo al paso de las horas y de los minutos.
Querías hacer mil cosas en el fin de semana pero no te ha dado tiempo ninguna.
Querrías ejercitar tu cuerpo, pero la mente no te deja.
Te proponen ir a pasear al parque, pero hasta el balcón te parece que está lejos.
Te llega un email, y tienes miedo de no poder levantarte nunca de la silla si te sientas a responderlo.
Los días en los que ibas al gimnasio y sacabas adelante proyectos personales te parecen un sueño increíble.
Qué hacer
Dicen que programar un viaje es para tu mente lo mismo que llevarlo a cabo. Por eso, mi gran secreto, es planificar viajes antes de dormir para quedarme dormida o nada más levantarme antes de llegar al escritorio.
Aún mejor es viajar de verdad.
Cerrar los ojos y pensar en ese viaje que siempre has querido hacer: ¿Bali? ¿Sri Lanka? ¿Grecia, Italia, Australia? ¿Por qué no? Hay viajes asequibles si los vuelos no son directos, si el alojamiento se busca con paciencia y flexiblidad. Si no puedes viajar justo ahora, calcula en la agenda cuando puedes y crea un objetivo de ahorro. Cada vez que venga el cansancio, te acordarás de lo cerca que estás de poder viajar.
Un regalo que nos trajo el COVID son las staycations.
Esto nos ha permitido conocer Leuven, Louvain-la-Neuve, Spa, Amberes, y si me apuras, Aachen, que es Alemania, pero lo suficientemente cerca de Bélgica como para escaparse cada dos por tres.
Cómo volver a casa
Hay otras maneras de volver a nuestro centro.
Pueden parecer cliché pero funcionan: dormir más horas, comer mejor, meditar, hacer ejercicio, por mínimo que sea. Hacer lo que llamamos retiros en casa. Apagar el móvil o los móviles, sacar los libros favoritos y pendientes de la estantería, ponerte ropa cómoda, encender velas, recuperar el Diario de Manifestación e imaginar que te has refugiado en una isla secreta para volver a casa. Pensar que lo que se quede fuera o caiga ese día no es más que un regalo; una muda de piel. Los deadlines, las quedadas, la película que querías ir a ver, no son más que distorsiones de tu intento de alinearte.
Vuelve a aquello que calma tu sistema nervioso. Cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Entretanto, tus pensamientos se ordenarán solos, las prioridades se vivirán como fuente de alegría, y aquello que ya no tenía que estar en tu vida para permitirte avanzar lo verás desde lejos, como si nunca en realidad, hubiera sido tan importante.
Bienvenido junio y tu capacidad de acercarnos a nuestros sueños.
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