Más allá del impulso: una guía para vivir las rebajas con calma

Hoy en Purcuapà Magazine hablamos de compras, sí, pero no de cualquiera. Nos sumergimos en el universo de las rebajas de verano 2025 con una mirada distinta: más calmada, más consciente, más nuestra. Porque elegir también puede ser un acto de autocuidado —y comprar, un gesto bonito si nace desde el lugar adecuado.


La cuenta atrás para las rebajas de verano 2025 ya ha empezado.

En unas semanas, los escaparates se llenarán de etiquetas en rojo chillón, y los -25 %, -50 %, -75 % parecerán guiñarte el ojo desde cada esquina. Justo entonces, nuestras redes también se activan: el haul de esa chica que siempre acierta, la wishlist de rebajas de una influencer que te sale en bucle en TikTok, el vídeo de outfits primavera/verano que te hace pensar… “igual yo también necesito ese algo”.

Y tú, con una mano haciendo scroll y con la otra llenando el carrito de Zara sin darte ni cuenta.

En Purcuapà Magazine no estamos aquí para decirte que no compres. Sería hipócrita. Yo, al menos, tengo ya fichadas un par de cosas para julio y agosto (porque sí, también me gusta aprovechar un buen descuento). Pero sí estamos para recordar que antes de comprar, vale la pena preguntarte por qué. Para qué. Y desde dónde. ¿Lo necesitas o lo deseas? ¿Es ilusión o impulso? ¿Es para ti o para el algoritmo?


Hace tiempo entendí que no se trataba de dejar de comprar en rebajas, sino de hacerlo de otra manera. Con cabeza, claro. Con intención. Pero, sobre todo, con una mirada más amable hacia mí misma. Pensando un poco más en lo que
me sienta bien, y un poco menos en la presión de no dejar escapar nada. Porque he entendido que la clave está no en prohibirme placeres, sino en elegir con más calma qué me hace bien.

Por eso me apetecía sentarme a escribir sobre esto. Para compartirte los pequeños gestos que me ayudan a vivir las rebajas desde un lugar más consciente, más mío, sin que me abrumen.

Aquí van. Por si tú también quieres disfrutar del placer de elegir... sin perderte en el camino.

Haz una criba con intención (y cariño)

Antes de lanzarte a las rebajas, para. Respira. Aprovecha el cambio de armario para mirarlo todo con calma. No como una tarea pendiente, sino como un pequeño ritual a solas. Observa: ¿Qué prendas ya no encajan con tu forma de estar hoy en el mundo? ¿Cuáles ya cumplieron su misión contigo? ¿Hay algunas que te siguen haciendo sonreír cuando te las pones? Sepáralas en tres montones:

  • Las que están rotas o muy desgastadas (gracias y adiós). 
  • Las que están en buen estado, pero ya no te hacen feliz (puede que encuentren una segunda vida en el armario de una amiga). 
  • Las que sigues amando y que te hacen sentir bien (esas, sin duda, se quedan). 

No es un adiós triste. Lo que queda después de ordenar no siempre es 'menos', sino justo le esencial. Las piezas que de verdad te acompañan, las que has elegido mil veces sin darte cuenta. Ese pequeño conjunto que refleja tu forma de estar en el mundo.
 

Ahí empieza tu armario cápsula: íntimo, honesto, coherente.

Detecta lo que has echado de menos

Piensa en esos días con prisa, cuando abriste el armario buscando algo que no estaba. Esa falda vaquera que hubiera resuelto el look en dos segundos. O aquel momento especial en el que no diste con esa prenda que tenías en mente.

Haz memoria con calma. No desde la escasez, sino desde el deseo sincero. Esta pequeña lista de ausencias —esas piezas que tuviste ganas de tener, sin ruido ni tendencias de por medio— dice mucho más de ti que cualquier wishlist viral.

Y sí, también cuenta ese vestido que llevas meses mirando, aunque todavía no te hayas decidido a comprarlo. Porque a veces, la ilusión también merece un lugar en la lista.

Aunque sólo sea para recordarte lo que te emociona.

Lo que necesitas. Lo que te ilusiona. Lo que te cuida.

Cuando empieces tu lista, prueba a hacer dos columnas. En una, lo práctico: esas deportivas que usas a diario, camisetas que te salvan en el trabajo, pantalones fresquitos para días de calor. En la otra, lo que te hace sonreír sólo de pensarlo: Unos kitten heels, un cinturón especial, un bolso con personalidad. 

En ocasiones lo necesitas, otras simplemente lo deseas. Y ambas cosas son igual de válidas.

Para mí, esta lista es algo más que un ejercicio de orden: es un pequeño reflejo de cómo me quiero cuidar.

Lo útil sostiene, lo bonito impulsa. Me gusta verlo así.

Vuelve a mirar tu lista con honestidad 

Lee de nuevo, pero esta vez con otra pregunta en mente: ¿esto me representa? ¿Encaja con mi estilo, con mi vida real, con lo que ya tengo? ¿O estoy queriendo comprar desde el estímulo, desde el miedo a quedarme fuera? Está bien emocionarse, claro que sí. Pero reconocer desde dónde nace esa emoción es un acto de autocuidado. Una pequeña revolución silenciosa. 

Ponle número al deseo 

Presupuesto. Esa palabra que suena tan fea, pero que bien planteada puede ser tu mejor aliada. No como límite, sino como contención amable. Como ese recordatorio de que no necesitas vaciar tu cuenta para sentirte bien. ¿Cuánto puedes gastar sin agobios? ¿Cuánto te apetece invertir este año en ti? Hazlo realista y hazlo tuyo.

Compra con la misma calma con la que elegiste

Cuando llegue ese momento —entrar a una tienda, abrir la app, deslizar entre novedades— no vayas sola. Llévate tu lista contigo, no como un contrato, sino como algo que te recuerde lo que buscas, lo que necesitas, lo que sueñas.

Y si, de pronto, aparece una prenda fuera de tu lista que te despierta ese clic en el pecho… Espera, no la descartes tajantemente, pero tampoco te lances de golpe. Imagínate con ella puesta: en un martes cualquiera, en tu rutina, o tal vez en una salida un poco más especial, en tu cuerpo real. Si se siente tú, quizás sí sea para ti. No todo tiene que estar previsto.

Recuérdalo así:

  • Compra para tu vida real, no para tu yo ideal.
  • Haz una lista, pero deja sitio para las sorpresas bonitas.
  • Lo barato no compensa si no te emociona.

Las rebajas pueden ser un lugar de ruido o un momento íntimo para reencontrarte contigo. Tú decides desde dónde las vives.  Y si al final te das un capricho... que sea con todo el gusto del mundo.

Feliz temporada.
Nos vemos entre etiquetas rojas, decisiones conscientes... y algún que otro flechazo. 


- Un artículo de Andrea Hernández - 

0 Comentarios

FIND US ON INSTAGRAM @PURCUAPA.MAGAZINE